miércoles, 24 de junio de 2009

La extraña aventura de Águeda Ivanova - El Gran Ivanov - Capítulo 3

Habitaba entre grandes árboles, en medio de un bosque de la Siberia Central. Nadie sabía de dónde venía, cómo había aparecido allí ni a qué se dedicaba. Bajaba a la aldea pocas veces, cuando se cansba de hablar con su imaginación o necesitaba la compañía de alguna joven. Sergey Ivanov despertaba una gran curiosidad.

Por lo que él recordaba, siempre había vivido en el bosque, había nacido de él y él era quien le había cuidado desde que existía.
A pesar de no haber visto ningún ser como él hasta los 12 años, sabía hablar perfectamente y tenía una excelente educación.
Pasaba los días entre árboles, musgos y líquenes que parecía le otorgaban todo lo que se le antojaba.
Un día, cuando todavía era un crío, pensó que necesitaba una cabaña, alzó los brazos, cerró los ojos y sus labios susurraron palabras que jamás había pronunciado, en alguna lengua del este. Hizo aquello como si fuera instintivo, como si fuera un acto reflejo. Al volver a abrir los ojos vió delante de el una gran cabaña, con un fuego en el interior para pasar las frías noches cobijado, una cómoda cama y una mesa con banquetas.

A la edad de 25, era un hombre que imponía nada más verlo. Alto y muy fuerte, con el pelo más negro que la oscuridad y unos ojos tan claros como la nieve.
Un día al volver a su cabaña, después de haber conocido en la aldea a una turista pelirroja, se encontró con varios "seres" sentados sobre el aire. Era todo tan raro... Uno de ellos, parecía tener algo celestial, como si fuera un ángel. Otro, era una criatura pequeña, con orejas y nariz puntiagudas, otra tenía unas alas pegadas a la espalda y otro llevaba un gorro muy raro.
- Entiendo que nos mires así, jamás has visto a nadie como nosotros. Pero entra y te explicaremos quienes somos y que hemos venido a hacer aquí.- A Sergey le había parecido ver como hablaba esa nariz tan puntiaguda.
- Somos los miembros de la Organización Mágica de Control de Poderes Sobrenaturales, y hemos venido a advertirte de que lo que haces no está nada bien.- El ángel parecía algo enfadado, penso Ivanov.- Derrochas magia por capricho, siempre que se te antoja algo lo adquieres a través de la magia, sin pararte a pensar en que quizá podrías obtenerlo de un modo manual. La magia no está para satisfacerte en todo, hay cosas que puedes hacer por ti mismo. Hay que ser muy prudentes. Ten toma, coge el Reglamento de la Magia y no vuelvas a infringir ninguna de estas leyes.
- ¿Que sois los miembros de la qué? ¿Magia? ¡¿Pero de qué habláis?! ¡¡Yo no hago magia!! Yo tengo lo que quiero porque me lo da el bosque, igual que me dio la vida.- A Ivanov no le gustaba que le hablaran así - ¿Cómo os atrevéis a entrar en mi casa y decirme que lo que hago está mal y que debo hacerlo de otra forma?
Cayó un rayo tan fuerte, que los cuatro seres se tambalearon en el aire. Se miraron entre sí y desaparecieron.

Ivanov estaba furioso, estaba tan furioso que no podía parar de pensar en todas las desgracias que le podían caer a esos cuatro intrusos. Pensaba en rayos, en aguas torrenciales y en ventiscas, y todo aquello que pensó ocurrió. Y eso le ponía más furioso.
Salió de la cabaña y se alejó lo más que pudo. Se dirigió al claro en el que él se vió a si mismo la primera vez, y le habló al enorme árbol que allí había, y pensó que le contestaría y el árbol le contestó.
¿Por qué se cumplía todo lo que el pensaba? ¿Era cierto lo de la magia?
Pensó en terremotos, en grandes volcanes escupiendo lava, en sequías eternas, en una gran nube tóxica que matara a este maldito planeta y le dejara morir tranquilo. Lo pensó, y todo aquello ocurriría, el vió como iba a ocurrir todo lo que había pensado.
Decidió que no podía pensar más, que no quería pensar más. Y desapareció.

- Nos ha condenado a muerte - Jo, estaba entristecido.
- Debemos alertar a los gobiernos, hay que prevenir a la humanidad de lo que se nos avecina.- La pequeña Yedra estaba desolada.
- Él mismo se creó, y el mismo se destruyó.- Concluyó Salvia.

Continuará...

3 comentarios:

Almendra Puck dijo...

jo qué guay, el pobre no podía ni pensar! La verdad es que me da pena el pobre Sergey

Farfalla Dimora dijo...

Si Almendra...a mi también me da pena. Imagina que eres un mago, y no puedes usar la magia a tu antojo... que rabia no¿?

Pluma de fuego dijo...

Jajaja, pobre sergey, mira que ya le he cogido cariño y ya se ha autodestruido...