domingo, 30 de agosto de 2009

La extraña aventura de Águeda Ivanova - De vuelta - Capítulo 15

- Entonces... ¿piensas que la culpa de que mi padre "desapareciera" la tiene esa gente que había en la cabaña? - Águeda estaba muy pensativa.
- Sin duda - Ekaterina parecía muy tajante.- Tu padre, a pesar de ser un mago muy poderoso, jamás reconoció en sí mismo la magia. Él utilizaba la magia como medio de subsistencia, simplemente pensaba lo que necesitaba y aquello aparecía ante él. Era asombroso.
>> Pero Sergey jamás supo que lo que hacía era magia; él pensaba que todo el mundo conseguía lo que necesitaba del mismo modo que él y que si alguien deseaba algo y no lo tenía era simplemente porque la naturaleza consideraba que en realidad no lo necesitaba.
- ¿Nunca pensó que en realidad era un mago? - Heracles estaba perplejo - ¿Cómo puede alguien pensar que las cosas se consiguen imaginándolas en la mente y con el permiso de la naturaleza?
- Bueno, yo creo que eso se debe a que Sergey se crió así, no hubo nunca nadie cerca que le hiciera ver lo contrario; él veía natural eso y esas creencias son difíciles de cambiar.

Dejaron la casa de la bruja entrada ya la noche.
Decidieron que lo mejor era volver a casa de Águeda y empezar allí a atar cabos.
Se dirigieron hasta la plaza de la aldea en absoluto silencio; Águeda, cabizbaja, iba a paso lento, por detrás de Dim y arrastrada por Heracles, que la llevaba cogida de la mano.
No paraba de pensar en esos visitantes que Ekaterina no supo identificar. Ella estaba segura de que eran los miembros de la OMCPS, pero le extrañaba muchísimo que Salvia hubiera sido tan fría y distante como para no explicarle a su padre lo que pasaba realmente. Quizá Salvia no estuviera... pero eso no podía ser, porque cuando la elfa le habló de esto le dijo que ella estaba presente. Y además, ella parecía afectada por lo que sucedió... Pero quizá esa afcetación vino pasados unos años, al darse cuenta de que no actuaron bien con Sergey.
¿Y si la OMCPS no era lo que Salvia le había dicho que era? ¿Y si la elfa estaba intentando poner a Águeda de su parte? Pero entonces... ¿por qué permitió que Dim la llevara a la aldea dónde vivió su padre? ¿Acaso ella no se imaginó que Ekaterina podría contarle aquello?
Eran demasiadas preguntas que no tenían respuesta concreta. Águeda debía seguir investigando, teniendo en cuenta que a lo mejor no todos los que estaban a su alrededor le decían la verdad.

Cuando Águeda volvió de sus pensamientos a la fría noche que les estaba cubriendo, ya habían dejado la aldea atrás. Estaban en medio del bosque, buscando un buen sitio para poder volver a casa fuera de la vista de curiosos vecinos.
Estando ya preparados para que Dim chasquera sus dedos, Águeda vió algo... algo que parecía le llamaba, algo al fondo de la densidad de ese bosque, un calvero iluminado por una luna que, desde donde estaba, no se podía apreciar. Ese calvero la llamaba, ella lo estaba sintiendo, sentía como si en el pecho el corazón orientara sus latidos hacia allí. Águeda dijo algo parecido a "espera", pero cuando terminó de pronunciar esa palabra estaba sentada en el sofá de su casa.

Continuará...

viernes, 21 de agosto de 2009

El público habla

Tengo pensado un concurso para cuando vaya llegando el final de "La extraña aventura de Águeda Ivanova".
Esta vez será una "prueba de velocidad"; haré una pregunta y el que primero la acierte ganará, así de simple. Días antes de soltar la pregunta del concurso postearé para avisaros con antelación del día y la hora en que publicaré esa cuestión que deberéis responder correctamente para llevaros un premio. Así todos estaréis en igualdad de condiciones.
¿Y cuál será el premio? Pues lo mejor de este nuevo concurso es que vosotros mismos decidiréis qué premio queréis. Así que os he dejado una pequeña encuesta para que elijáis entre tres maravillosas opciones:
  • Elegir el final de "La extraña aventura de Águeda Ivanova" entre estas tres opciones: final feliz, final triste o final inesperado (atentos, sólo podéis elegir una opción y ésta será la única publicada; las otras dos quedarán para los restos en mi imaginación)
  • Elegir la temática del próximo relato (pero sin ser malos, ¿eh? Tened en cuenta mis limitaciones, ya véis que con 23 añitos escribo un cuento de magia).
  • Elegir el nombre del/la protagonista de un relato corto (este relato será como máximo de dos entregas).

La encuesta será cerrada el día 7 de Septiembre, así no podréis decirme que no os ha dado tiempo a votar, y vosotros mismo podréis ver cuál será el premio que se otorgue en el próximo concurso.

Un saludo a todos y... ¡a votad!

martes, 18 de agosto de 2009

La extraña aventura de Águeda Ivanova - Otra criatura mágica - Capítulo 14

Justo al pasar por la alta y oxidada verja se encontraba la cabaña de madera de Equis, el enigmático bosgo doméstico de Akram.

Los bosgos eran unas criaturas por lo general salvajes, que vivían en viejos troncos sin vida que se pudrían en los bosques. Medían como ciento veinte centímetros, estaban cubiertos por una larga cabellera, generalmente de color verde musgo, se alimentaban de las cortezas putrefactas de los árboles, vivían en pequeñas comunidades, jamás bebían nada si no estaban en compañía de sus semejantes y los viejos adivinos decían que en su mirada se podía ver el futuro.
Eran criaturas misteriosas, nadie sabía bien de dónde provenían exactamente y nunca hablaban con seres de otras especies, aún dominando varias lenguas.
Eran difíciles de capturar, pero una vez cogidos le guardaban fidelidad eterna a su captor, siendo utilizados para labores domésticas de limpieza o simplemente como guardas. Cuando eran capturados se tranformaban en otras criaturas totalmente diferentes. Se les caía el pelo, comían piedras y bebían lodo.

Equis era un bosgo joven, fuerte y con una maravillosa melena verde brillante. Aunque vivía en una comunidad que le había adoptado tras ser abandonado por su madre, vivía sólo en el interior del tronco más apartado de todos. Era muy reservado, se podría decir que era tan reservado que incluso a los bosgos les resultaba reservado. Procuraba no hablar nunca con nadie, hacía todo de una forma muy enigmática y solía desaparecer días enteros.

Equis había sido capturado una mañana de verano. Salió de su viejo tronco sin mirar muy bien el peligro que podría haber fuera; caminó hasta los hierbajos dónde escondía las cortezas del desayuno cuando sintió como una red salida de la nada y sujeta por nadie le capturó.
Esa red le llevó hacia una vieja casa cercana a su tronco y allí, su nuevo dueño, le ordenó cuidar de su morada y servirle como fiel mayordomo.
Sin rechistar siquiera, el pegueño bosgo libre hasta hacía un par de horas, y ahora doméstico de por vida, aceptó su destino y fue alojado en una vieja casucha, que el mismo fue reformando con viejos troncos, a la entrada del recinto.
Equis a penas hablaba, ni siquiera con su dueño; había perdido el pelo que tanto le caracterizaba, en su mirada no se veía nada y ahora solamante se dedicaba a hacer lo que se le ordenaba.

- ¡¡Eh!! ¡¡Tú!! ¡¡Bosgo inútil!! - Akram bramaba desde la planta de arriba - ¡¡Ven aquí ahora mismo!!
El pequeño bosgo apareció en segundos delante de él.
- Vé y tráeme al prisionero - los ojos de Akram se tornaban rojos por momentos.- Quiero contarle mi plan...

Continuará...

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Ya os habréis dado cuenta, últimamente tardo mucho en publicar. Y debo advertiros algo, de ahora en adelante tardaré más aún en postear por aquí.
El motivo es que se acerca Septiembre y estos últimos días de Agosto tengo que ponerme a estudiar; es lo que pasa cuando eres estudiante.
En fin, que esto no significa que el blog quede cerrado ni nada por el estilo, simplemente que publicaré más de tarde en tarde.
Un saludo a todos.

domingo, 9 de agosto de 2009

La extraña aventura de Águeda Ivanova - La historia de la bruja Ekaterina - Capítulo 13

Sentados los tres en la plazoleta y pensando ya en volver a casa, apareció en una de las esquinas que daban al lugar una mujer ya anciana que caminaba sujeta a un viejo palo de madera que hacía las veces de bastón.
- Vaya - dijo la anciana - ¿lleváis mucho tiempo ahí? Esta bola mía… ya no funciona como antes. Me temo que tendré que cambiarla de una vez. Hola Águeda, soy Ekaterina, la bruja del pueblo, y he venido a hablarte de tu padre.
- Pero… ¿estaba usted en el bar? - dijo Heracles - ¿y cómo sabe que preguntábamos por su padre?
- ¡Jajajaja! - la anciana rió como una cría - ¿yo en el bar? ¡Esos bobos puritanos jamás hablan con brujos, magos o cualquier ser que tenga algo de mágico en su alma! Lo que yo no me explico es cómo habéis salido enteros de allí habiendo llevado un diablillo y después de preguntar por Sergey… Supongo que nos desprecian tanto por puro temor.
- Entonces - comentaba Águeda - ¿usted puede hablarnos de mi padre?
- Claro, joven. Yo le conocía - a la vieja Ekaterina se le llenaron los ojos de nostalgia.- Pero será mejor que vayamos a mi casa, aquí nos vamos a helar, y os contaré allí todo lo que sé de Sergey.

La casa de la vieja bruja era un lugar de nueva construcción; tenía una bonita fachada de pieda con una ventana con el alféizar de maderra lleno de flores. Una pequeña puerta daba paso a un interior cálido y acogedor. En las paredes de la pequeña entradira había colgados muchos marcos con retratos a color de niños en brazos de sus padres, había una pequeña mesa con un jarrón lleno de orquídeas blancas y el suelo estaba cubierto por una alfombra mullida.
En la sala, una gran chimenea calentaba toda la casa. Sobre la mesa una bola de cristal estallada por varios lados a causa de alguna caída, un viejo cuaderno con notas en una tinta de color azul turquesa y una bombonera de plata y cristal llena de pequeñas bolas negras como el regaliz que parecían que se disolverían en cualquier momento.
- Sentaos al fuego - dijo Ekaterina - yo voy a calentar un poco de agua para hacer un té de regaliz; es una invención mía, seguro que os gusta.

- ¡Mmmmm…! Está delicioso, Ekaterina – Águeda se había llenado su vaso de té varias veces con agua y había disuelto en ella las pequeñas bolas de la bombonera.
- Me alegra que te guste.
- Ekaterina, - Águeda se puso seria de repente - ¿qué sabes tu de mi padre?
- Hija… tu padre era muy bien amigo mío… Era una bellísima persona.
>> Nadie sabe dónde nació, ni quién le crió, ni cómo creció. Lo únio que sabemos es que él vivió en el bosque y que poseía una extraña magia; no una magia como la mía, sino una mucho más poderosa y fuerte, una magia que le llevó a ser quien fue.
>> Él adoraba vivir en el bosque; le gustaba salir a pasear alrededor de los árboles, quedarse dormido en alguna cueva llena de hierbas, beber el agua fresca del río y sentirse abrazado por la oscuridad en la noche. Era muy feliz allí, y aunque vivía en una casa rodeada de árboles y matorrales su lugar preferido era un calvero en el que podía observar la luna y las estrellas con claridad; él decía que nació allí, que era hijo de todo lo que allí se reunía.
>> Al contrario de lo que te dirían muchas personas de por aquí, tu padre era una buena persona. Nunca hizo daño a nadie, ni rechazaba a los demás, ni siquiera a aquéllos que le inslutaban y maldecían sin descanso.
>> Como ya te he dicho, vivía en el bosque y casi nunca visitaba la aldea. Venía cuando se cansaba de su soledad o necesitaba el abrazo de unas piernas. Volvía locas a todas las muejeres que venían por aquí; supongo que tú eres el fruto del amor que alguna turista y tu padre se tuvieron por unas horas.- ¿Conociste tú a mi madre? - pregunto Águeda.
- Pues no lo sé; Sergey tuvo muchas amantes a lo largo de su vida. Supongo que vería a tu madre con él en alguna ocasión.
- Ah… - Águeda parecía decepcionada; no le gustaba imaginar que era fruto de una noche loca de sexo. Ella quería ser el resultado de dos personas que se querían realmente.- ¿Y cómo desapareció mi padre?
- Fue algo espantoso. El había venido al pueblo y yo había estado con el un rato; habíamos tomado té y hablado, luego se marchó al bosque.
>> Yo lo vi todo en mi bola. En la pequeña cabaña había gente esperando a tu padre, yo ni les veía ni les oía, pero Sergey parecía alterado y no hacía más que decir que él no hacía magia, que él tenía lo que quería porque se lo daba el bosque.
>> Vi a tu padre salir de la casa entre rayos, truenos y una intensa lluvia que vino de la nada; se dirigía al calvero como un loco, y allí habló solo, habló con su mente, supongo, y allí desapareció. Sin más, se esfumó de la tierra de la que el decía que había nacido.
>> Yo no oí que le dijeron esos visitantes, pero fuera lo que fuera le hizo daño, un daño que no soporto y que hizo que se esfumara.

Continuará...

viernes, 7 de agosto de 2009

Problemas técnicos

No sé qué pasa.
No puedo visitar ninguna página de blogspot, ni siquiera puedo visitar mis blogs. Ni los que sigo con normalidad.
Esta tarde he llegado a casa, he encendido el ordenador, he pinchado directamente en favoritos y he clickeado en el enlace a este blog. Vi que Shania había publicado y fui a leer su nuevo post.
Lo lei, le comenté, se guardó el comentario y cerre la página de Teorías Universales.
Como le había comentado a Shania, le di a actualizar la página de mi blog para que me saliera en la barrita de arriba el mení de la sesión ya iniciada y, sin tener ni idea de nada, me sale esto:

"Lo sentimos...
... pero tu consulta se parece a las solicitudes automatizadas de virus informáticos o programas espía. Para proteger a nuestros usuarios, no podemos procesar tu solicitud en este momento.

Restableceremos tu acceso lo antes posible, por lo que puedes volver a intentarlo en unos momentos. Mientras tanto, si sospechas que el equipo o la red han sido infectados, puede que quieras ejecutar un analizador de virus o un programa que elimine software espía para asegurarte de que el sistema no está afectado por virus u otro software malicioso.

Si recibes este error de forma continuada, quizás puedas resolver el problema eliminando la cookie de Google y volviendo a acceder al motor de búsqueda. Si deseas obtener instrucciones específicas para el navegador, consulta el centro de asistencia online correspondiente.
Si toda tu red se ve afectada, encontrarás más información en el Centro de asistencia de búsqueda de la web de Google.

Te pedimos disculpas por los inconvenientes que esta situación haya podido causarte y esperamos que en breve puedas volver a utilizar Google."

He señalado los enlaces a los que me redirecciona esta página.
Y ahora os preguntaréis: "¿y cómo es que has podido publicar?"
Pues bien, al ver que no podía entrar en ningún blog, me he ido a la página de blogger para ver si podía entrar desde allí, y para mi sorpresa sí que he podido.
Bueno, que sólo os quería decir que no sé hasta cuando estaré sin leer vuestros blog. Espero que sea poco tiempo. Me da rabia perderme nuevos posts.
Si alguien puede y quiere ayudarme o tiene idea de porqué me ha pasado esto (no me vayáis a decir que es mi mala suerte que me acompaña allí dónde voy) le ruego que me escriba a: farfalladimora@gmail.com ya que no puedo leer los comentarios.
En fin, gracias por adelantado.

miércoles, 5 de agosto de 2009

La extraña aventura de Águeda Ivanova - Pregunta sin respuesta - Capítulo 12

Parecía no vivir nadie en la pequeña aldea. Las puertas estaban cerradas, no había luz detrás de las ventanas y no se oía ningún ruido por ningún lado.
Los tres amigos llegaron al centro de una pequeña plazoleta y se sentaron al borde de una fuente de agua helada.
- Aquí no hay nadie - dijo Heracles mirando fijamente a Dim - ¿Dónde nos has traído?
- ¡Heracles! - Águeda no quería darle la razón a su amigo, pero parecía que el diablillo morado les había llevado al lugar equivocado.- Seguro que Dim tiene una buena explicación, ¿verdad?
- Bueno... Según tenía entendido, a esta hora los habitantes deberían estar de asamblea en algún bar bebiendo vodka... - Dim parecía dudar.- Lo que no sé es dónde está ese bar.
- Bien, entonces - Águeda se dijo a sí misma que no volvería a desconfiar de Dim - demos un paseo por el pueblo, seguro que no tardaremos en encontrar ese local.

Al cabo de unos minutos, estaban en frente de una vieja puerta de madera de la que parecía salir el ruido de cientos de personas hablando sin parar.
- Bueno, habrá que entrar.
Águeda abrió la puerta y, seguida de Dim y Heracles, entró en el ruidoso bar.
Allí no había más de cincuenta personas que, al ver a los extraños, enmudecieron de inmediato y miraron con miedo a la joven.
- Hola... - Águeda no sabía por dónde empezar - hemos venido para preguntar algo. Queremos saber si ustedes tienen información de alguien que vivió aquí cerca, de un señor al que llamaban Sergey Ivanov.
Nadie contestó.
- Sí, verán, era un hombre que vivía en el bosque cercano a esta aldea y que...
- No sabemos quién es - un hombre fuerte y con barba roja habló desde detrás de la barra del bar.- Será mejor que os vayáis de aquí.
- Pero...
- Aquí no encontraréis nada y nadie os hablará de Ivanov porque nadie sabe quién es.

Los tres amigos salieron del bar con más miedo que desilusión y la joven Águeda empezó a temer que su viaje hubiera sido en vano.

Continuará...