- ¿Lo habéis visto?
- ¿El qué?
- Ese claro que estaba al fondo del bosque, ¿no os habéis dado cuenta?
- Águeda, creo que estás demasiado cansanda, quizá te lo hayas imaginado - Heracles intentó decir esto con la máxima suavidad.
- ¡¡Pero tú te crees que me voy a imaginar algo así!! Allí había algo, ¿vosotros no lo habéis notado?
- ¿Notado qué, Águeda? - Dim la miraba extrañado.- Yo no he visto nada, de lo contrario me hubiera parado un segundo a mirar. ¿Qué fue lo que viste?
- Bueno... - Águeda no sabía qué responder - ver, lo que se dice ver, no vi nada.
Sus dos amigos la miraron extrañados.
- Pero sé que había algo. Era algo extraño; aunque no vi el claro sé que estaba allí, y fue una sensación muy rara, era como... como si... como si algo allí me llamara. Dim, llévame de vuelta allí, tengo que ver qué era eso.
- ¡Ni de broma! - Dim pareció demasiado rotundo - No podemos volver...
- ¡Pero...!
- Águeda, es peligroso - Heracles volvió a hablar.- Empiezo a pensar que hay algo detrás de todo esto. Según lo que contó Ekaterina, esa organización no actuó demasiado bien. ¿Y si lo que pretende es destruirte ahora que sabes la verdad?
- ¡No digas tonterías!
- Tiene razón - Dim parecía como aliviado al oir las sospechas de Heracles.- Tienes que ir con cuidado, ahora no sabemos demasiado bien qué es lo que puede acecharte y, fuera lo que fuese aquello, tampoco sabemos si pretende hacerte daño o no.
- Yo estoy segura de que no era nada peligroso... ¿No os acordáis de lo que dijo Ekaterina? ¿No recordáis el calvero en el que tanto se refugiaba mi padre? ¿Aquél calvero en el que desapareció?
- ¿Insinuas que tu padre te estaba llamando?
- No lo sé, lo único que se es que ese era aquél lugar y necesito ir allí para ver qué era - Águeda intentaba convencer a sus amigos.- Dim... por favor, llévame allí.
- Será mejor que descansemos. Ya mañana, con más calma, tomaremos una decisión.
Continuará...
Continuará...