domingo, 25 de octubre de 2009

La extraña aventura de Águeda Ivanova - La sede de la OMCPS - Capítulo 17

- Yo sólo digo que es demasiado raro - Jack parecía inquieto.
- No digas tonterías - contestó Jo rotundamente - es normal que no haya noticias. Le dijimos que le intentara explicar todas las dudas que se le planteasen y que sólo se pusiera en contacto cuando detectara algo anormal.
- Pues yo creo que, aunque le hayamos dicho eso, deberíamos ir a echar un vistazo. Así todos nos quedaríamos más tranquilos. ¿Tú qué crees, Salvia? - Yedra esperaba que la elfa del Poder pusiera fin a las constantes discusiones del duende y del gnomo.

El emplazamiento de la organización era un lugar secreto para todos, y los trabajadores de la misma debían guardar dicho secreto incluso a sus familiares más directos; en caso de que en algún momento dijeran dónde se encontraba, en décimas de segundo se aparecía en el lugar del desvelamiento el máximo juez de las criaturas mágicas acompañado de un ejecutor de penas que hacía cumplir el castigo del juez al ser que había desvelado el secreto y al que lo había escuchado.

Sin embargo, la sede de la OMCPS se encontraba tan a la vista de todo el mundo, que nadie podría jamás imaginar que desde allí se dirigía el mundo mágico. Estaba escondida tras una fachada mugrienta, chamuscada por algunos lados y sin cristales en las ventanas. El edificio era una antigua fábrica abandonada y todo el mundo lo vería así siempre.
Pero cuando cruzabas la entrada todo lo que se ponía delante de tus ojos parecía recién comprado. Las paredes estaban empapeladas en azul, verde y oro. El suelo de un extraño mármol negro estaba tan brillante que en él se reflejaban las grandes lámparas suspendidas en el techo. Había montones de escaleras que se dirigían a miles de sitios, cada una con una alfombra de un color diferente, y en diferentes direcciones. En el centro del recibidor había tan sólo un mostrador atendido únicamente por una simpática enana que atendía a aquellos trabajadores que empezaban en la organización y se perdían constantemente.
El edificio tenía muchas plantas; plantas subterráneas, dónde se guardaban los ahorros que las criaturas mágicas llevaban al banco, al otro lado de la calle, y los tesoros de la organización; plantas altas, dónde estaban los despachos de miembros importantes de la comunidad mágica; plantas laterales, dónde se encontraban los secretarios y ayudantes de los anteriores, y planta de altura, dónde se encontraban las estancias mas importantes de todo el edificio: la estancia de la Riqueza, la de la Sabiduría, la del Amor, la de la Bondad, la del Poder y la estancia suprimida. Todas ellas se unían en el centro en la estancia de la Unidad, dónde se mantenían reuniones sobre las normas y leyes que debían gobernar la comunidad mágica y dónde se juzgaban a aquéllas criaturas que habían incumplido gravemente la normativa.

Normalmente la sede de la OMCPS era un lugar dominado por la calma y el silencio; pero ese día había un enorme jaleo en la planta de altura.
- Bueno Yedra, siempre debemos darle un voto de confianza a nuestro enviado - aunque apacible, Salvia parecía intranquila - sin embargo, hay algo que me preocupa aún más que no tener noticias de nuestro diablillo. La estancia suprimida.
- Vamos Salvia, lleva sellada desde entonces y hace tiempo que no sale absolutamente nada de oscuridad - a Vigilio le parecía demasiado estúpido pensar en cosas pasadas en momentos tan cruciales.- Lo que importa ahora es decidir si debemos ir a echar un vistazo a Águeda y preguntarle si…
- ¡Ohhh! ¡Mirad! - a Jo se le había desencajado la cara.
A través de las rendijas selladas de la puerta de la estancia suprimida volvía a salir esa extraña sustancia que llamaron oscuridad hace años.
- Esto es más importante que lo que nos preocupaba hace unos minutos - Salvia había hablado.

Continuará...