Águeda es una joven maga que vive con su gato en la casa heredada por su madre.
Un día, sin previo aviso el buzón del cuadro que colgaba en el recibidor de su casa empezó a hablar; le entregó un mensaje de parte de la Organización Mágica de Control de Poderes Sobrenaturales (OMCPS) en el que la avisaban de una visita en los días posteriores a la entrega.
Asombrada por el extraño suceso de que su cuadro favorito le hablara, Águeda llamó a su único amigo, Heracles, quién se quedo tan anodadado como ella.
La OMCPS era la sede terrestre del Gobierno de todas las criaturas que poseían poder mágico en el planeta y la formaban los miembros más ancianos de las especies mágicas más poderosas: Jack, el duende más anciano, era poseedor de la Varita y la Escoba de la Riqueza; Vigilio, el ángel más anciano, poseía la Varita y la Escoba de la Sabiduría; Yedra, el hada más anciana, era dueña de la Varita y la Escoba del Amor; Jo, el más anciano de los gnomos, era poseedor de la Varita y la Escoba de la Bondad; y por último, Salvia, la más anciana de los elfos, poseía la Varita y la Escoba del Poder.
En una de las muchas reuniones que todos los miembros tenían, hablaron del extraño y fuerte poder mágico que Águeda tenía, y decidieron que debían hacerle una visita y hablarle acerca de la magia y del Reglamento que tenía antes de que le ocurriera lo que le ocurrió a Sergey Ivanov, el padre de Águeda, cuando intentaron ponerle límites a su magia.
La visita que le hizo Salvia a nuestra protagonista sembró en ella dudas e interés de su procedencia y cuando la elfa del Poder se marchó tras contarle todo lo sucedido con su padre ella decidió buscar aquella carta que su madre le había dejado.
Estando leyéndola apareció un diablillo del desierto, Dim (encontrado por un antiguo miembro de la OMCPS y ahora bajo la tutela de la elfa del Poder), asignado por Salvia para vigilar e intentar ayudar a Águeda sobre todas las dudas que tuviera acerca del Reglamento de la Magia y de su procedencia.
Águeda aprovechó la ocasión y decidió viajar a la Siberia, lugar de procedencia de su padre, acompañada de Heracles y de su nuevo amigo Dim para averiguar qué había pasado realmente con su padre.
Mientras, en una oscura y vieja casa por fuera, pero lujosa por dentro, Akram, ex-miembro de la OMCPS, urdía un plan para volver a ser el más poderoso de las criaturas mágicas.
Contaba en su plan con un prisionero, un pequeño ser del que todavía no sabemos nada, y con la ayuda de su mayordomo, Equis, un bosgo del bosque que servía fielmente a Akram.
Durante el viaje a la pequeña aldea donde se crió Sergey, Águeda conoció a Ekaterina, la bruja del pueblo y una de las mejores amigas que tuvo su padre antes de desaparecer.
Ekaterina, les contó a Águeda y sus amigos lo que ella había visto en su bola el día en que Sergey desapareció. Les dijo que había gente esperándolo en su cabaña, en el bosque, que le dijeron algo que ella no pudo escuchar y que entonces Sergey salió hacia su lugar favorito, un calvero en el bosque dónde el decía que nació, y que allí desapareció.
En la OMCPS estaban preocupados. No habían tenido noticias del ser que habían enviado para vigilar a Águeda, y no sabían porqué. Mientras debatían sobre si debía ir ellos mismos para ver qué sucedía empezó a salir la extraña oscuridad de la estancia suprimida, hecho que parecía mucho más importante que el extraño silencio que guardaba el diablillo que habían enviado a casa de Águeda.
De vuelta a casa, con desilusión y tristeza por no haber averiguado gran cosa, Águeda decidió que era hora de atar cabos y, tras consultarlo con su amigo Heracles, decidió llamar a Dim:
-Me gustaría saber algo. ¿Quiénes estaban en la cabaña cuando desapareció mi padre?